Nada

Cada vez que intento escribir sobre ti, es como si no pudiera. No me salen las palabras, ya no sé qué quería decir. A pesar de que soy consciente de que me siento triste. Me siento sola.

Quizás ese sea el miedo más grande que podría llegar a sentir, el estar sola por toda la eternidad. En caso de que fuera inmortal.

Estoy segura de que ya no piensas en mi, de que no me extrañas como yo a ti. A veces sueño despierta, creyendo que en el momento que nos volvamos a ver, todo será como antes aunque ninguno de los dos se lo proponga. Que será natural, como si estuviésemos destinados a ser el uno para el otro. Bastante cursi, pero supongo que soy así.

Y es por eso que me duele más a mí que a ti. Tú no estás pensando como yo, seguramente ya diste vuelta la página y no piensas en volver. Sólo como amigos, y lo entiendo, porque es eso lo que yo también quiero. Ser amigos, pero tengo momentos en los que dudo. Momentos en los que me siento sola, y es que ¡estuvimos juntos tanto tiempo!,  ya no sé si me acostumbré a ti o es que te sigo queriendo. O te sigo amando.

No lloro todos los días, ayer fue San Valentín y me sorprendí con unas lágrimas en el rostro, porque pasamos dos veces esa fecha juntos. Miro a mi alrededor y todo me recuerda a ti. A pesar de que saqué todos los regalos que alguna vez me diste de mi habitación. Bueno, salvo un libro. Porque claro, ¿cómo me iba a deshacer de ese libro?. Siento que la única conexión es que me lo regalaste, porque ni si quiera lees. No sabías de qué se trataba, nunca te interesó saber qué cosas me gustaban leer. O nunca me preguntaste cosas de ese tipo.

Quizás todo fue para mejor.

Buscar a alguien que se interese por ese tipo de detalles... Que lea, como yo. Que quiera saber si escribo, que quiera saber todo de mí. Que quiera estar conmigo en todo momento, pero que no deje de ser él mismo. Que él tenga una vida, y yo la mía, pero que la compartamos.

No quiero que él viva por mí, porque eso no tiene sentido, si no que vivamos juntos. Que me extrañe cuando no esté con él, que me lo diga, que me llame, pero que viva su vida.

Que yo también lo extrañe al no estar juntos, y me sorprenda su mensaje, diciendo que me ama y que espera con ansias el día que nos veamos. Que incluso si vive lejos, esté presente.

No pido que esté acosándome todo el día, no pido que él no tenga vida propia, eso no sería amor. O sería un tipo de amor que no dura para toda la vida, que tal como llega, se va. El tipo de amor que quiero, es el amor maduro, aquél donde existe un tú, un yo, y un nosotros.

¿Es tanto pedir?

Quiero conocer gente nueva, pero no voy seguido a fiestas. Y tampoco tendría sentido porque yo no estaría con alguien que conocí en una. Me conozco. ¿Salir con alguien que sale a fiestas todas las noches? No podría.

Pienso en que tú no eras así.

Y es entonces cuando pienso que quizás me equivoqué. Que quizás tú si eras el elegido, pero entonces nada tendría que haberme llevado a esto. Si hubieses sido tú, mi alma gemela, no hubiese llorado tanto. Me hubieses hecho feliz, y no estaríamos sin hablar ahora.

Somos amigos, pero no mejores amigos.

Y es extraño hablarte. Cuando conozcas a alguien más, ¿tengo que saberlo? ¿Serás tú el que me lo cuente? ¿Será mañana? ¿Conoceré a alguien yo, antes que tú? No lo creo.

Porque en este mismo instante, soy yo la que piensa en ti, la que está escribiendo sobre ti, y tu... ¿Dónde estás?

¿Aun me amas?

¿Me quieres?

¿Me extrañas?

Esta intriga me atormenta.

Y no debería hacerlo, porque ya no somos nada.